En el 2012 alrededor de tres y medio mil agresiones sexuales se registraron oficialmente en el ejército de EE.UU. Las encuestas anónimas mostraron que al menos 26 000 episodios no fueron elevados al público, según informó a los periodistas el jefe del Pentágono Chuck Hagel.
Por primera vez el gobierno de EE.UU. reconoció que en el Ejército de barras y estrellas tienen lugar la violación y perversiones sexuales en el lejano 1992. Es curioso que mientras que el Pentágono negó la posibilidad de harrasment en relación al "hombre con fusil" y decidió lanzar todas sus fuerzas para la defensa del honor y la dignidad de mujeres militares.
Los funcionarios militares no lograron tener éxito en este campo. Hoy en día en el Ejército de EE.UU. sirven es más de doscientas mil mujeres, que constituyen el 15 por ciento del número total de militares. Sin embargo, la estadística dice que las mujeres con más probabilidad pueden ser víctimas de violencia por parte de sus colegas que ser víctimas de tiroteo de combatientes en Irak o Afganistán.
El número de delitos violentos de carácter sexual en el Ejército de EE.UU. está creciendoconstantemente. En el 2011 hubo 22 800, en el 2012 – 26 000. ¡Imagínense, 70 violaciones al día! ¡Pero lo más importante es que el 56% de las víctimas son hombres ...!
En el 2003 el Departamento de EE.UU. para veteranos militares realizó una encuesta y descubrió que más de 30 mil jubilados recibieron una trauma sexual en el Ejército. En el 2009 su número aumentó hasta 50 000. Paradójicamente, el Pentágono no protegió a las mujeres, no prestó atención a la aparición de un gran problema que influye directamente en la capacidad combativa del Ejército cuya base por supueto representan los hombres. El abuso sexual de los hombres es el "secreto vergonzoso" del Ejército de EE.UU., que las autoridades están tratando de ocultar de todas las formas posibles.
En particular este fenómeno se desarrolla en los círculos del comando militar local que simplemente no reacciona a las quejas de violadas. De acuerdo con la ley federal aprobada en 1993, la inclinación al amor homosexual ha dejado de ser un obstáculo para el servicio militar en caso que los homosexuales no declaran abiertamente sus inclinaciones. Al contrario, deben ser despedidos. Es una norma que recibió el nombre figurado "No preguntes, no digas" permitía a los padres comandantes interpretar el comportamiento de las víctimas de violencia como "provocador", acusarlos de homosexualidad latente y expulsarlos al mundo civil.
Un caso similar ocurrió con el inmigrante ruso Greg Geludev. Pensando en usar el servicio militar como un paso en el camino hacia el sueño americano, llegó a la jefatura de estudios del estado de Georgia. Los compañeros de Zheludev lo llamaron de inmediato "maricón comunista" por el acento eslavo y el registro en Nueva York. En dos semanas fue violado por un grupo en el cuartel. Los abusadores dijeron que querían demostrar quien es el principal en los Estados Unidos y le prometieron enviarlo "a Rusia en partes". Cuando la víctima se dirigió al comandante él le ordenó firmar un documento declarando que él era un homosexual practicante y renunciar a su puesto.
No sólo los inmigrantes se hacen víctimas de violencia sexual en el ejército de EE.UU.. Por ejemplo, Blake Stevens que fue al servicio directo de la escuela fue objeto de abusos verbales y físicos. Una vez sus colegas le insertaron una botella en el ano y lo obligaron a acostarse en el capó de un coche. En respuesta a la queja a Stevens le dijeron que "él mismo tenía la culpa de todo". Su madre presentó una petición a la senadora Barbara Boxer. Ella admitió que el sistema de justicia civil no puede hacer nada en contra de los comandantes de subdivisiones y el juristas del Ejército.
"No estoy enojado con los militares hay bastantes idiotas en todas las esferas de la vida, dice Michael Matthews que fue violado en el Ejército pero que no se lo decía a nadie hasta que permanecía en las filas. Estoy enojado con el sistema militar de EE.UU. en general. Yo sé bien que el comandante hará cualquier cosa para ocultar sus quejas porque de lo contrario no va a conseguir ascenso ".
Por desgracia, en realidad, la ocultación lleva a consecuencias mucho más graves que una mentalidad dañada de un soldado concreto. En este contexto es muy demostrativa la historia de Jamie Michael Harding. En los años 90 fue violado por un sargento que enseñaba a los principiantes la formación básica. Las quejas de la víctima no tuvieron éxito. El pervertido sargento permaneció en el ejército, fue ascendido al rango de oficial, llegó a una baja honorable y comenzó a dar clases en el servicio del preparación de oficiales de retén. Y ahora, casi dos décadas después, la persona a la que una vez señaló Harding, fue detenida por la violación de unos cursantes menores de edad, se declaró culpable y, finalmente, fue a la cárcel.
Sin embargo, hay pocos de aquellos que, al igual a Harding, Stevens y Zheludev se arriesgan a "denunciar" a sus torturadores. Los que se qudan callados tienen miede de perder las perspectivas de carrera. En el 2010, el Pentágono anónimo encuestó a soldados que sufrieron regularmente de violación sexual. Cuando se le preguntó por qué se negaban a informar a las autoridades superiores, alrededor de la mitad de los hombres dijeron que se avergonzaban, un tercio que no creían que los infractores serían castigados, y el resto que tenían miedo a venganza y represalias.
El tema de violencia sexual en el Ejército de EE.UU. apareció de nuevo en las páginas de los periódicos. Dos militares responsables por la prevención de violencia sexual en las fuerzas armadas fueron acusados de acoso sexual. Estas noticias causaron indignación de los miembros del Parlamento. En el Parlamento y el Congreso de EE.UU. se celebraron audiencias del Comité del Senado de para la Defensa.
En general, la complejidad y la delicadeza del problema, que, de una u otra manera tendrá que solucionar el Pentágono, es obvia. Por un lado, según Mick Hunter, autor de "Honor traicionado", el propósito de los violadores en uniforme no es el sexo sino la violencia. Por otra parte, desde que en el 2011 Barack Obama cancelóla norma "No preguntes, no digas" y permitió a servir a los homosexuales abiertos en el ejército, los resultados pueden no ser tan univocos. Sobre todo teniendo en cuenta que en la estadística policial de crimenes y asesinatos motivados sexualmente dominan los pervertidos.
No se puede dejar sin atención que en toda su diversidad y magnitud este problema ha florecido en la época de la "guerra global contra el terrorismo" que los EE.UU. anunció al mundo después de la tragedia del 9/11. Tal vez fue causado por la ira de soldados enviados por el estado a morir en Palestinas lejanas por una idea mítica y que regresan destrozados, crueles e indiferente a lugares de su emplazamiento permanente.
Sea como sea, el Ejército de EE.UU. se encuentra en la etapa fonteriza cuando muy poco lo diferencia del resto de la multitud de violadores y saqueadores. Pero, otra cosa es obvia también. La caída de valores morales de soldados y oficiales en todos los tiempos y bajo cualquier sistema político inevitablemente, conduce a degradación de comandantes y reduce el potencial de combate del ejército en general.
FBII
Los funcionarios militares no lograron tener éxito en este campo. Hoy en día en el Ejército de EE.UU. sirven es más de doscientas mil mujeres, que constituyen el 15 por ciento del número total de militares. Sin embargo, la estadística dice que las mujeres con más probabilidad pueden ser víctimas de violencia por parte de sus colegas que ser víctimas de tiroteo de combatientes en Irak o Afganistán.
El número de delitos violentos de carácter sexual en el Ejército de EE.UU. está creciendoconstantemente. En el 2011 hubo 22 800, en el 2012 – 26 000. ¡Imagínense, 70 violaciones al día! ¡Pero lo más importante es que el 56% de las víctimas son hombres ...!
En el 2003 el Departamento de EE.UU. para veteranos militares realizó una encuesta y descubrió que más de 30 mil jubilados recibieron una trauma sexual en el Ejército. En el 2009 su número aumentó hasta 50 000. Paradójicamente, el Pentágono no protegió a las mujeres, no prestó atención a la aparición de un gran problema que influye directamente en la capacidad combativa del Ejército cuya base por supueto representan los hombres. El abuso sexual de los hombres es el "secreto vergonzoso" del Ejército de EE.UU., que las autoridades están tratando de ocultar de todas las formas posibles.
En particular este fenómeno se desarrolla en los círculos del comando militar local que simplemente no reacciona a las quejas de violadas. De acuerdo con la ley federal aprobada en 1993, la inclinación al amor homosexual ha dejado de ser un obstáculo para el servicio militar en caso que los homosexuales no declaran abiertamente sus inclinaciones. Al contrario, deben ser despedidos. Es una norma que recibió el nombre figurado "No preguntes, no digas" permitía a los padres comandantes interpretar el comportamiento de las víctimas de violencia como "provocador", acusarlos de homosexualidad latente y expulsarlos al mundo civil.
Un caso similar ocurrió con el inmigrante ruso Greg Geludev. Pensando en usar el servicio militar como un paso en el camino hacia el sueño americano, llegó a la jefatura de estudios del estado de Georgia. Los compañeros de Zheludev lo llamaron de inmediato "maricón comunista" por el acento eslavo y el registro en Nueva York. En dos semanas fue violado por un grupo en el cuartel. Los abusadores dijeron que querían demostrar quien es el principal en los Estados Unidos y le prometieron enviarlo "a Rusia en partes". Cuando la víctima se dirigió al comandante él le ordenó firmar un documento declarando que él era un homosexual practicante y renunciar a su puesto.
No sólo los inmigrantes se hacen víctimas de violencia sexual en el ejército de EE.UU.. Por ejemplo, Blake Stevens que fue al servicio directo de la escuela fue objeto de abusos verbales y físicos. Una vez sus colegas le insertaron una botella en el ano y lo obligaron a acostarse en el capó de un coche. En respuesta a la queja a Stevens le dijeron que "él mismo tenía la culpa de todo". Su madre presentó una petición a la senadora Barbara Boxer. Ella admitió que el sistema de justicia civil no puede hacer nada en contra de los comandantes de subdivisiones y el juristas del Ejército.
"No estoy enojado con los militares hay bastantes idiotas en todas las esferas de la vida, dice Michael Matthews que fue violado en el Ejército pero que no se lo decía a nadie hasta que permanecía en las filas. Estoy enojado con el sistema militar de EE.UU. en general. Yo sé bien que el comandante hará cualquier cosa para ocultar sus quejas porque de lo contrario no va a conseguir ascenso ".
Por desgracia, en realidad, la ocultación lleva a consecuencias mucho más graves que una mentalidad dañada de un soldado concreto. En este contexto es muy demostrativa la historia de Jamie Michael Harding. En los años 90 fue violado por un sargento que enseñaba a los principiantes la formación básica. Las quejas de la víctima no tuvieron éxito. El pervertido sargento permaneció en el ejército, fue ascendido al rango de oficial, llegó a una baja honorable y comenzó a dar clases en el servicio del preparación de oficiales de retén. Y ahora, casi dos décadas después, la persona a la que una vez señaló Harding, fue detenida por la violación de unos cursantes menores de edad, se declaró culpable y, finalmente, fue a la cárcel.
Sin embargo, hay pocos de aquellos que, al igual a Harding, Stevens y Zheludev se arriesgan a "denunciar" a sus torturadores. Los que se qudan callados tienen miede de perder las perspectivas de carrera. En el 2010, el Pentágono anónimo encuestó a soldados que sufrieron regularmente de violación sexual. Cuando se le preguntó por qué se negaban a informar a las autoridades superiores, alrededor de la mitad de los hombres dijeron que se avergonzaban, un tercio que no creían que los infractores serían castigados, y el resto que tenían miedo a venganza y represalias.
El tema de violencia sexual en el Ejército de EE.UU. apareció de nuevo en las páginas de los periódicos. Dos militares responsables por la prevención de violencia sexual en las fuerzas armadas fueron acusados de acoso sexual. Estas noticias causaron indignación de los miembros del Parlamento. En el Parlamento y el Congreso de EE.UU. se celebraron audiencias del Comité del Senado de para la Defensa.
En general, la complejidad y la delicadeza del problema, que, de una u otra manera tendrá que solucionar el Pentágono, es obvia. Por un lado, según Mick Hunter, autor de "Honor traicionado", el propósito de los violadores en uniforme no es el sexo sino la violencia. Por otra parte, desde que en el 2011 Barack Obama cancelóla norma "No preguntes, no digas" y permitió a servir a los homosexuales abiertos en el ejército, los resultados pueden no ser tan univocos. Sobre todo teniendo en cuenta que en la estadística policial de crimenes y asesinatos motivados sexualmente dominan los pervertidos.
No se puede dejar sin atención que en toda su diversidad y magnitud este problema ha florecido en la época de la "guerra global contra el terrorismo" que los EE.UU. anunció al mundo después de la tragedia del 9/11. Tal vez fue causado por la ira de soldados enviados por el estado a morir en Palestinas lejanas por una idea mítica y que regresan destrozados, crueles e indiferente a lugares de su emplazamiento permanente.
Sea como sea, el Ejército de EE.UU. se encuentra en la etapa fonteriza cuando muy poco lo diferencia del resto de la multitud de violadores y saqueadores. Pero, otra cosa es obvia también. La caída de valores morales de soldados y oficiales en todos los tiempos y bajo cualquier sistema político inevitablemente, conduce a degradación de comandantes y reduce el potencial de combate del ejército en general.
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