Hace 9 años los medios de comunicación masivos se referían a Faluya como el "el Stalingrado iraquí" pero hoy en día es más justo compararla con Hiroshima o Nagasaki. Como resultado del uso de armas de destrucción masiva por tropas estadounidenses, Faluya ocupa el primer lugar en el mundo de mayor número de niños con cáncer congénito, anemia y discapacidad.
Anfiteatro anatómico
Estas fotografías harán temblar a cualquiera, se trata de una serie interminable de pequeños monstruos en medio del desastre en donde no se pueden reconocer ni los brazos ni las piernas de estas criaturas que no son más que pequeños monstruos creados por la insensibilidad y crueldad de los militares. "Todo comenzó en 2005, cuenta uno de los empleados de alto rango del hospital municipal de Faluya, Sadum Al-Zebari, que afirma que 15% de los recién nacidos sufren de una patología en los órganos internos, de leucemia o de oncología congénita, además hay que tener en cuenta que esta información no es completa ya que el 40% de las mujeres dan a luz en casa".
El Doctor Nuri nos cuenta: "Hemos examinado la frecuencia y el carácter de cáncer en los pacientes mayores de 10 años. La incidencia de cáncer en Faluya en 2011 fue de 96 entre 100 000 personas, que es tres veces más que los índices del 2002 (antes de la ocupación de Irak, la cifra era de 34,5 entre 100 000 personas). La imagen de la enfermedad tiene un carácter diferente en hombres y mujeres, en las mujeres, el cáncer afecta principalmente la mama, los ovarios, el útero y en los hombres afecta los pulmones, el estómago y la vejiga.
Aumentó dramáticamente el número de casos de anomalías congénitas, durante 11 meses de estudio fueron registrados 291 recién nacidos con malformaciones de varios órganos, el corazón, el sistema nervioso, el sistema urinario, el sistema digestivo y otros más y suponemos que esto está directamente relacionado con los resultados de la guerra. Las regiones vecinas también sufrieron, pero Faluya está actualmente ocupando tristemente el primer lugar. Un brusco aumento de enfermedades fue notado en el 2005 y hasta ahora se mantiene en el mismo nivel, por cierto mantendiendose ese porcentaje mas alto entre los residentes del centro de la ciudad donde habían habido batallas más feroces".
Hacer hablar al personal no fue tan fácil ya que las autoridades oficiales intentan no dar a conocer el problema pero al final la balanza estuvo a nuestro favor pesando más que los motivos religiosos ya que a los suníes locales no les gustan mucho las "marionetas chiítas" que en Bagdad se dejaron doblegar por el poder.
Durante toda la conversación en el monitor aparecían imágenes aterradoras de niños enfermos y la mesa estaba llena de diagramas que le podrían partir el corazón a cualquiera. Todo esto causa una impresión muy deprimente y en el momento que les agradezco a los doctores por la conversación y me despido Sadum me pide esperar un pocome dice que al haberse enterado de mi visita, al hospital ha llegado personalmente el jefe del servicio seguridad de la provincia para “darme la bienvenida”
Al haber estudiado el pasaporte y hecho copia el policía empieza a hacer preguntas. Escrupulosamente escribe las respuestas en un cuaderno y por último me estrecha la mano y me dice: "Faluya es la ciudad más segura de Irak, puede pasear aquí tranquilo noche y día menos hoy... Venga en cualquier momento, vea la ciudad, pero ahora es mejor que se marche". Nos escoltaron fuera del hospital y en patrullas de policías nos llevaron hasta la frontera de la provincia de Anbar.
Muerte blanca
De vuelta escuche la historia del conductor, su nombre es Saadi es originario de Faluya y en su patria el vivió en carne propia la ocupación estadounidense, participó en la resistencia y sigue viviendo aquí hasta ahora y que sobre sus hombros está el futuro de su esposa, dos hijos y una hija.
Un año después de la ocupación y el colapso del ejército de Saddam, aquí en el triángulo suní, comenzó una guerra a gran escala en donde los estadounidenses utilizaban aviones y tanques contra las guerrillas. En Faluya no quedó ni un solo edificio intacto, una cuarta parte de las casas fueron destruidas por completo. "Aquello fue un infierno, mataron a cientos de personas, el fuego se propagaba por barrios residenciales, la ciudad era bombardeada por todas partes, desde la tierra y el aire, fue una verdadera masacre. Algunos lograron escapar del círculo de fuego, pero la mayoría quedaron atrapados, el cielo se iluminaba por fuentes de luz parecía que nos querían borrar de la faz de la tierra, mi esposa y yo tratamos de permanecer abajo, nos escondíamos en los sótanos mi amigo en uno de los bombardeos perdió a toda su familia, al parecer los quemaron vivos, teníamos mucho miedo", contaba Saadi. A medida que ibamos por el camino polvoriento yo noté como temblaban sus manos después de esos recuerdos y todos nos quedamos en silencio.
"Fuentes de luz" o fósforo blanco es una sustancia inflamable y altamente tóxica que se inflama al contacto con el oxígeno. La temperatura de combustión es de 1200 ° C. En caso de contacto con la piel los tejidos blandos se queman hasta los huesos. El uso de fósforo blanco durante la operación "Fantasma enojado" en Faluya ya no es un mito. Este hecho está confirmado no sólo por los expertos sino también está oficialmente reconocido por parte de los estadounidenses.
El Pentágono simplemente no le hace caso a las acusaciones de crímenes de guerra ya que el uso de armas incendiarias en los lugares de concentración de ciudadanos civiles está prohibido por el Protocolo III de la Convención sobre Armas Convencionales de la ONU. Los Estados Unidos no han ratificado este documento y no están obligados formalmente a cumplirlo, o sea para ellos es perfectamente legal poder hacer uso de lo que en el mundo civilizado se considera como armas de destrucción masiva.
Sin embargo, miles de víctimas inocentes de los bombardeos de fósforos blancos es sólo el principio. Lo peor es que las consecuencias de uso de armas prohibidas (a excepción del fósforo blanco, los estadounidenses también utilizaron municiones con uranio empobrecido) se extenderán durante décadas. Según el estudio reciente, la tasa promedio de enfermedad de cáncer entre los recién nacidos en Faluya supera el de los sobrevivientes de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. Cada niño conoce la historia de dos ciudades japonesas que se convirtieron en el símbolo de la crueldad de las personas cegadas por la guerra, pero sobre Faluya no se ha oído a casi nadie.
Tranquilidad a lo bagdadí
Regresamos a Bagdad nos dirigimos al Ministerio de salud. Al haber pasado docenas de revisiones y dejado los teléfonos y las cámaras en la entrada no acercamos por fin al edificio donde me pidieron entregar... los cigarrillos y el encendedor. ¿Y esto me pasa en Irak? ¿En este paraíso para los fumadores? Al entregarlos lo primero que veo en el vestíbulo del ministerio es un grupo de médicos jóvenes fumando en un rincón y me mandan al tercer piso a ver a Qasim Al Sudani, jefe del centro de información.
Note que ese es el lugar más fumador del ministerio de salud de todos los que se han visto, aquí fuman por todas partes, al subir al tercer piso en la recepción del centro de información nos recibe galantemente el secretario. Pregunta el objetivo de nuestra visita y entra a su despacho, luego de cinco minutos nos invitan a seguir. Después de todas las formalidades pasamos a temas más importantes. ¿Qué está sucediendo en Faluya? ¿Por qué a partir del 2005 hay tantos recién nacidos con enfermedades graves?
En vez de respuesta recibo una imagen trivial optimística sobre el alto nivel de desarrollo de la medicina, vacunación generalizada, niños sanos y perspectivas optimísticas para el futuro.
Intento presionar un poco más:
– ¿Y que me diría de las consecuencias de las acciones militares de los años 2003-2004?
– “No sé nada de eso”, me contesta él.
– ¡Pero si existen estadísticas!
– No poseo tales estadísticas,
– “¿No? Entonces a mi me envipo a verlos a usted Allah! Mire estos documentos”, le digo yo. Luego de una pausa, Qasim mira los papeles y al no querer responder a dichas preguntas me manda a ver al Doctor Nahid, jefe oncólogo de Irak.
En el décimo piso se repite el procedimiento de té y café, las formalidades. Luego de la misma rutina de que la gente es más sana y del nivel de desarrollo en la medicina, que parece ser un programa establecido previamente.
"En ese caso tengo algo para sorprenderle", le digo y le extiendo las figuras de Fallujah. "No tenemos estos datos”, me dice, “Y la verdad es que para continuar esta conversación tendrá que obtener el permiso del ministro". Es casi imposible pasar a través de ese muro burocrático.
Mientras tanto los expertos dicen que el número de niños lisiados en Faluya es 13 veces superior del nivel promedio europeo. Cada día en la ciudad nacen de 2 a 3 niños defectos congénitos, el número de enfermedades de leucemia aumentó 38 veces. La situación es tan grave que el gobierno local llamó a las mujeres a abstenerse de quedar en estado de embarazo. Las consecuencias de la guerra de 2003-2004 ya se les han nombrado como el "Chernobyl invisible ". "Invisible" porque hasta ahora a pesar de los hechos evidentes intentan silenciar las consecuencias de todos estos hechos, transformando a miles de niños por nacer en un elemento de negociación de crímenes inhumanos cometidos hace 10 años, por parte de las grandes potencias mundiales.
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