Esto se deriva de la política de redistribución de Barack Obama. De hecho, resulta que los contribuyentes estadounidenses se ven obligados a pagar por una serie de aventuras costosas del presidente.
La lista de los conocidos "ex" está aumentando cada año. De la patria de"barras y estrellas" se negaron el director Terry Gilliam, el co-fundador de la red social Facebook Eduardo Saverin, la cantante Denise Rich ... Este año se les añadió Tina Turner que recibió el pasaporte suizo. El número total de estadounidenses que renunciaron a la ciudadanía de EE.UU. según los resultados del tercer trimestre ascendió a 2369 personas que de acuerdo con la Tesorería del Estado es un 33% más que durante todo el año pasado.
Sin embargo, este fenómeno no es típico para los estadounidenses ricos que, como podría parecer a primera vista, se desplazan en busca de formas más atractivas de ahorro de capital. Por el contrario, el problema es mucho más grave para las personas de escasas ganancias que sufren de las prensas tributaria y bancaria de varios países.
El hecho es que de acuerdo con las leyes de los Estados Unidos, independientemente del lugar donde vive y trabaja el estadounidenses, él está obligado a pagar a la Tesorería estatal impuestos de todos sus ingresos. Durante mucho tiempo los miembros de la diáspora americana de mala gana estuvieron de acuerdo con este estado de las cosas. "Pero en los últimos años, los apetitos de las autoridades fiscales de los Estados Unidos sobre los ingresos extranjeros de estadounidenses aumentaron sin precedentes", constata Forbes.
En el 2014 entran en vigor las nuevas reglas del Tesoro de EE.UU. unidos bajo las siglas FATCA (Ley sobre la fiscalidad de las cuentas bancarias en el extranjero) y la Ley de Ex-Patriot. Ellos requieren de los bancos extranjeros un monitoreo escrupuloso de las cuentas de ciudadanos estadounidenses que viven en el extranjero, la deducción anual del 30% de sus ingresos con el fin de envío posterior directamente al IRS.
No es de extrañar que una expropiación similar provocaba entusiasmo de los banqueros del Viejo Mundo. Según Forbes, preferirán no ahondar en las cuentas de clientes estadounidenses, pero empezarán tranquilamente a deshacerse de ellos...
Las nuevas leyes, en realidad, llevan a los "compatriotas estadounidenses" a la posición de personas de segunda clase. No es de extrañar, que están más dispuestos a renunciar a la ciudadanía que les hace esperar nada más que gastos, acosamientos financieros y acusaciones de falta de patriotismo...
Por ejemplo, una tal Bridget que les pidió a los periodistas no revelar su apellido renunció a la ciudadanía de EE.UU. después de vivir treinta años en Escandinavia. "Fue una decisión difícil porque siempre me sentí estadounidense. Pero ahora duermo bien sabiendo que ya no tendré que preocuparme por los requisitos fiscales de los Estados Unidos".
Genevieve Besser que hace treinta años se instaló en Alemania, por el contrario, se enfrenta ahora a una decisión fatídica . Que es francamente pequeña. Si ella deja la ciudadanía estadounidense, perderá el acceso a la gestión de sus cuentas de corretaje y de jubilación ya que la mayoría de los bancos alemanes van a dejar de prestar este tipo de servicios a los ciudadanos estadounidenses. Tampoco puede ser una co-propietaria de la casa que comparte con su marido alemán. "Las leyes fiscales de Estados Unidos violan dos importantes principios jurídicos de "presunción de inocencia "y de "aceptabilidad del castigo al crimen", lamenta Genevieve.
"Los impuestos estadounidenses destruyen los negocios, incluso si nunca tocaron ningún territorio o jurisdicción de los Estados Unidos", confiesa Phil Hodgen, director ejecutivo de la Asociación de los ciudadanos estadounidenses en el extranjero. Cita como ejemplo de un titular de dos pasaportes que es dueño de una empresa de construcción en Arabia Saudita. El propietario quiere transmitirla a sus herederos, pero si en el momento de la transferencia de la propiedad sigue siendo ciudadano de los EE.UU. que tendrá que pagar al presupuesto el 40% de su valor.
Después de estos ejemplos no parece extraño que Victoria Ferauge que reside en Francia desde hace veinte años no conoce "a ningún estadounidense en el extranjero que no ha estado pensando en renunciar a su ciudadanía". Esta tendencia es tan evidente que es reconocida incluso por algunos diplomáticos estadounidenses . "Teniendo en cuenta la creciente interpretación estricta de nuestras leyes, el pasaporte de EE.UU. ya no es tan atractivo como antes", dice el embajador de EE.UU. en Suiza Donald Beyer. Por cierto, en el 2012 sólo en este pequeño país europeo "dejaron" sus pasaportes unos 900 estadounidenses .
Sin embargo, el Departamrnto el Tesoro de EE.UU. se mantiene firme en la protección de la ley depredadora y advierte a los que todavía sólo tienen la intención de cambiar su patria. "Los contribuyentes estadounidenses incluidos los que residen en el extranjero están obligados a cumplir con nuestras leyes, dice Robert Stack, subsecretario adjunto para asuntos fiscales internacionales. Los estadounidenses que tratan de eludir las obligaciones tributarias deben recelar que FATCA determine sus actividades como ilegales. En particular, la renuncia a la ciudadanía no privará a estas personas de la obligación tributaria ante los Estados Unidos".
Ahora no hay duda de que las leyes de FATCA y la Ley de Ex -Patriot sólo serán más duras. Este giro de la política fiscal de Washington no es nada más que otro clavo de Barack Obama (por cierto, no fue una casualidad que los autores de la ley fueron los demócratas del Congreso) en el ataúd de los Estados Unidos como los veían los padres fundadores. El hecho es que la nación norteamericana se formó del principio de "no hay impuestos sin representación". En los siglos XVIII -XIX él era una especie de mantra mágica contra la represión de las autoridades fiscales en Europa y el resto del mundo. Por lo tanto, hoy en día, este tipo de leyes sólo crean en las mentes de los estadounidenses una disonancia cognitiva, lo obligan a elegir entre dos valores fundamentales estadounidenses de libertad y patriotismo.
Según algunos expertos, la mayoría de los estadounidenses que se han asentado en el extranjero, escogerán la libertad personal. Actualmente fuera de los Estados Unidos viven más de 6 millones de estadounidenses que, según el Departamento del Tesoro de EE.UU. anualmente retienen de la tesorería aproximadamente $ 100 mil millones. Es lógico suponer que Washington tratando de "devolver" los atrasos endurecerá las normas fiscales lo que ampliará el número de estadounidenses que han formalizado legalmente su emigración...