Chicos pequeños, problemas grandes

Los Estados Unidos no sólo son los líderes en el número de niños adoptados pero también se destacan entre los países desarrollados por el nivel de la mortalidad infantil de la violencia doméstica. La estatística muestra que el tratamiento inhumano de los niños ha obtenido un carácter de epidemía en los EE.UU, y las organizaciones requieren un programa para solucionar el problema a nivel federal.

Los datos publicados por el Ministerio de salud y servicios sociales (U.S. Department of Health & Human Services) chocan: solo en el 2011 han fijado 3,4 billones de declaraciones de violencia de 6,2 billones de chicos. ¡O sea que un tipo de demanda de este tipo viene a las autoridades públicas cada 9 segundos! ¡Diariamente 5 niños mueren de violencia en EE.UU, cuatro de ellos no llegan a cumplir 4 años! En más de la mitad de los casos en los certificados de defunción se indican razones diferentes menos la de violencia.
 El problema del tratamiento inhumano de los niños en EE.UU tiene sus razones. El director del fondo Every Child Matters Michael Pety llama la atención sobre los altos niveles de embarazos entre adolescentes, de delincuencia con elementos de violencia, las frecuentes expulsiones de la Secuandaria, la cantidad de presos de EE.UU que no son característicos para un país desarrollado. Estos aspectos influyen en las relaciones en la familia y en la forma de tratar a los niños.

14 % de hombres y 36 % de mujeres que cumplen la condena en las carceles de EE.UU han sufrido  violencia en la infancia.

Además en EE.UU en comparación con otros países de economía desarrollada los programas estatales de apoyo social de maternidad e infancia tales como el seguro médico universal, la accesibilidad a educación preescolar, el permiso paternal garantizado se realizan mucho peor. El estado real de las cosas depende de las leyes del estado. Por ejemplo Texas se conoce no solo por el petróleo y los cowboys pero también por los más bajos impuestos en EE.UU. El resultado de esta política es el bajo nivel de garantías sociales y consecuentemente un riesgo más alto para el niño de sufrir de la violencia doméstica. Según la estatística en Texas los niños se expulsan dos veces más frecuente del colegio que por ejemplo sus coétaneos de Vermont destacado por sus impuestos altos. La probabilidad que el chico de Texas tiene el seguro médico es cuatro veces más baja que en Vermont. Consecuentemente el chico nacido en una familia de Texas tiene cuatro veces más chances caer en la cárcel y dos veces más chances morir por el tratamiento violento que el recien nacido de Vermont.

La mortalidad infantil por la violencia en EE.UU es tres veces más alta que en Canadá vecina y 11 veces más alta que por ejemplo en Italia

La mayoría de los expertos estadounidenses de problemas de maternidad e infancia, de protección social y educación hablan de la necesidad de asignar recursos presupuestarios adicionales para los programas federales de apoyo social a las familias jóvenes, la protección de niños y adolecsentes. Además según las evaluaciones  del Ministerio de salud y servicios sociales de EE.UU (U.S. Department of Health & Haman Services) cerca del 30% de las víctimas del tratamiento violento en el futuro van a maltratar a sus hijos. Además las investigaciones desvelaron que al menos a cuatro de cinco víctimas de tratamiento violento por parte de los padres en el futuro les ponen el diagnosis “trastorno mental”, antes de cumplir 21 años ellos acuden al psiquiatra y pasan el curso de tratamiento de depresión, alta ansiosidad, inclinación al suicidio, ataques de pánicos, trastornos disociativos y agresión.

Durante la primera década del siglo XXI más de 20 000 niños en EE.UU murieron de las manos de sus propios familiares. Esta cifra supera 4 veces la cantidad de soldados estadounidenses que murieron en Irak y Afganistán

Resulta que el problema de tratamiento cruel de los niños pone debajo de la sociedad estadounidense una verdadero bomba de acción lenta: los niños crecidos en la atmósfera de violencia trasmiten la agresión acumulada a los demás. No es una casualidad que últimamente frecuentan los fusilamientos en masa de los estadounidenses por sus compatriotas jóvenes. Es imposible predecir o prevenir estos casos y por eso el único modo de luchar contra la epidemia de violencia es prestar atención a sus razones originales. O sea poner en marcha los programas federales de protección de niños de la violencia en la familia. Sin embargo las autoridades de EE.UU por ahora no han prestado suficiente atención a la opinión de los expertos y además planean cortar la financiación presupuestaria de la gran parte de partidas del resupuesto que suponen la protección social de la población incluso de las orientadas a la protección de la infancia.
FBII