Uno de los eventos políticos más importantes del año 2014 promete ser el repliegue de armas de OTAN de Afganistán. Así al menos prometió el presidente de EE.UU Barack Obama. Pero esto no signifíca que los EE.UU piensan dejar la region donde se combinan la inestabilidad política y la cercanía a los yacimientos de petróleo.
Pero parece que los estadounidenses ya encontraron al sustituto del aliado ofendido. La república de la ex Unión Soviética Uzbekistan pretende hacerse el mejor amigo de EE.UU en Asia Central. Este país el más poblado en la región posee de petróleo y gas. Se sabe que los estadounidenses siempre tienen gran interés por las zonas ricas en petróleo y gas. No sorprende que la parte estadounidense manifiesta gran interés por Islam Karimov que gobierna Uzbekistan desde el colapso de la Unión Soviética en 1991. El interés creció al empezar la operación en Afganistán. Al pasar un mes después de los atentados del 11 de septiembre los primeros aviones estadounidenses aterrirazon en Janabad en Uzbekistan. Un poco más tarde ahí se asentaron las unidades de la 10 división de montaña y el servicio de búzqueda y rescate de pilotos derrumbados.
Desgraciadamente la fama de Karimov en el mundo no es nada buena. Según la opinión de la organización de protección de derechos Human Rights Watch las autoridades de Uzbekistan han invadido varias veces los derechos humanos. La cantidad de presos politícos en Uzbekistan es de 6000 personas, la actividad económica independiente se agobia, la libertad de profesar religión está restringida, la prensa libre no existe, el internet está censurado. Hay pruebas de aplicación de torturas a los opositores políticos tales como corriente eléctrica, sustancias tóxicas, ahogamiento, violación. A algunos enemigos del régimen los desuñan o los cocen en agua hirviendo.
Todo eso no detiene a la parte estadounidense. En el 2002 los Estados Unidos le ofrecieron a Uzbekistan una apoyo económico de 500 millones de dólares (para comparar 4 años antes fueron 36 millones). 120 millones de esta suma se gastó en las necesidades del Ejército y 79 millones recibió el Consejo de Seguridad Nacional, la policía secreta conocida. Puede que esta generosidad se explica por el hecho de que Uzbekistan concedía su territorio para las operaciones secretas de la Agencia Central de Inteligencia. Estas operaciones llevan el vergonzante nombre “entrega de personas sospechosas en terrorismo”. Durante estas acciones los aviones de CIA (efectivamente cárceles aéreas) llevan a los sopechosos fuera del país para interrogarlos en los países donde las torturas no se critican tanto como en Europa o EE.UU.
El enfriamiento de las relaciones entre EE.UU y Uzbekistan se notó en el 2005 cuando durante la neutralización de la revuelta contra el presidente en Andigan fueron matadas de 169 a 750 personas. En aquel entonces los estadounidenses no cesaban de criticar al “dictador central asiático”. El departamento estatal de EE.UU le echó la culpa al gobierno de Islam Karipov por el hecho de que las armas abrieron fuego a los ciudadanos. Las autoridades de Uzbekistan declararon que los desordenes fueron inspirados por la parte estadounidense. Karimov exigió que las armas de EE.UU dejaran Xonobod hasta el final del año. Pentágono le pagó al gobierno de Uzbekistan 22,9 millones de dólares a pesar de que algunos congresistas invocaban no pagar a Uzbekistan por el uso de la base en Xonobod.
Hubo la sencación de que ya olvidaron a Karimov. Sin embargo en el 2008 con el enfriamiento de las relaciones entre los EE.UU y Pakistan la amistad entre los Estado Unidos y Uzbekistan se inflamó de nuevo. A Taskent se dirigieron funcionarios de alto nivel de la administración de Bush para agradecer al dictador por los servicios prestados. Donald Rumsfeld bendecía a Karimov por la “colaboración perfecta” y el ministerio de finanzas Paul O'Neill expresó admiración por “el intelecto potente” del dictador central asiático y su “ambición” de mejorar la vida de los uzbekos.
OTAN también aprobaba la preparación de Uzbekistan de permitir a algunos estados miembros de la alianza usar su base aérea en Xonobod. El representante especial del secretario general de OTAN de Cáucaso del Sur y Asia Central Robert Simons dijo entonces “Aprobamos que Usbekistan expresa la preparación permitirles a otros países en adición a Alemania usar la base... Después de una serie de acontecimientos en particular la discusión del problema de derechos humanos con algunos miembros de la EU la situación mejoró y Uzbekistan demuestra su preparación para la colaboración”.
El 24 de enero del 2008 el comandante del conmando Central del Ejército de EE.UU almirante William Fellon visitó Uzbekistan. Durante su visita se encontró con el presidente Islam Karimov y con el secretario del Consejo de seguridad nacional, el ministro de defensa, ministro de asuntos exteriores y con el comandante de las armas guardafronteras de la república.
La agencia principal de información de Uzbekistan en el informe sobre el encuentro del almirante estadounidense con el jefe del estado de Usbekistan pronunció solo unas frases oficiales: “Durante el encuentro se realizó el intercambio de opiniones sobre los asuntos de interés común, de suguridad en la región, estabilización de la situación en Afganistán vecino, lucha contra el terrorismo internacional, narcotráfico, distribucíón de armas de destrucción en masa y otras amenazas actuales”.
Al intercambiarse de cumplidos con los aliados nuevos Islam Karimov empezó a realizar acciones reales de vez en cuando demostrando a sus amigos estadounidenses su deseo evidente de liberarse de una tal “maldita herencia socialista” como la amistad con Rusia. Por ejemplo Uzbekistan no solo minó las fronteras con los países vecinos pero también abandonó la Organización del Contrato de seguridad colectiva, la unión dirigida por Rusia. Muchos analíticos explican este acto profundamente sintomático por el deseo de EE.UU de cultivar una nueva fuerza hegemónica de la región independizada de la influencia de Rusia.
La historia demuestra que los estadounidenses no llevan montones de armas de las regiones de acciones militares porque esta medida es muy costosa para el presupuesto. Prefieren traspasarlas a sus aliados potenciales. Seguro que esta vez este aliado no será Pakistan con su agresión a los estadounidenses, ni Afganistán con su régimen viejo de Camid Karzai sino Uzbekistan. Al recibir los más nuevos ejemplares de armas de fusileros, vehículos blindados de combate, medios de comunicación este país puede pretender hacer el papel de la policía regional. Sí, puede que forzará el caos armado de Asia Central al dar un impulso siguiente al crecimento del extremismo nacional y religioso pero hasta este escenario permitirá a los estadounidenses otra vez “pescar al pez en agua sucia”. Como demuestra el ejemplo de Latinoamérica una destabilización de este tipo puede resultar un buen proyecto de business que permite por años proveer la región de armas y usar sus recursos.
FBII