EE.UU. adora a los ricos, pero queda sordo a súplicas de los que han caído en desgracia. Después de 9 meses del uracán Sandy, miles de personas de la costa Este de los Estados Unidos siguen sin hogares y aquellos que corrieron con suerte encontraron refugio en casas de sus familiares. Otros resultaron en refugios fuera de la vista de los demás y dejaron de esperar la ayuda prometida por las autoridades. Algunos confían sólo en sí mismos, otros ya no esperan nada más.
Las acciones de las instituciones estatales durante la liquidación de las concecuencias del huracán fueron, por no decirlo de otra forma, tan ineficientes, que esa situación fue llevada por el procurador general del Estado de Nueva York. Literalmente millones de dólares se fueron a un agujero negro. El más notorio y escandaloso caso ocurrió en el barrio Breezy Point del distrito Queens de Nueva York, de 2 800 edificios ubicados aquí 2400 todavía están deshabitados y 350 no pueden ser restablecidos de ninguna manera y lo más importante es que parece que ya no hay recursos para restablecerlos.
Pero la situación es mejor que las de las finanzas públicas, Barack Obama en invierno reportó cuentas de asignación del presupuesto federal de $ 60 mil millones para la liquidación de consecuencias del uracán pero en Breezy Point no se ha visto ese dinero aún. El área destruida se parece a Belgrado o a Pristina después de los bombardeos de la OTAN, sólo que Nueva York no ha sido bombardeada por nadie. "Todo lo obstaculizan las compañías de seguro y las nuevas reglas de construcción, parece que la situación se abondonó por un largo tiempo, las autoridades hacen referencia a las leyes pero ellos simplemente no se preocupan por la vida de la gente", comenta con tristeza el residente local Michael Sullivan.
La vida en la costa realmente se congeló el otoño pasado, las tiendas y cafeterías que resultaron en la zona de desastre hasta ahora siguen cerradas, las casas siguen vacías y destruidas y en las calles sigue amontonada la basura y las piedras, parece que después del desastre no hubieran pasado nueve meses sino como realmente hubieran pasado solo nueve días. En los condominios de gran altura que están en la primera línea claramente se ven huellas indelebles de océano que es la línea divisoria entre la comodidad, la vida tranquila y entre el caos, la tragedia y la indiferencia burocrática ...
"Después de la tormenta para mí cada día es el día de la marmota, en respuesta a mis peticiones diarias a la compañía de seguros vienen sólo respuestas formales, durante muchos años he pagado cuotas de seguro muy altas que tenían en cuenta la amenaza de inundación, pero ahora me ofrecen una indemnización cinco veces más baja que se necesita para la reparación, ya todos mis ahorros los he gastado para recoger los escombros. ¿Ahora con qué dinero voy a reconstruir la casa?", dice Dan Burke, cuya casa después del desastre requiere una reconstrucción completa.
Después de visitar cualquiera de las zonas costeras de Nueva York empiezas a comprender completamente el significado de la frase "a borde de la desesperación", la gran mayoría de viviendas en EE.UU. se venden bajo hipoteca, y las áreas afectadas no son una excepción, sólo que los residentes locales ahora tienen que pagar cada mes no por el préstamo de la vivienda sino por un montón de trozos cubiertos de arena. "Casi todos mis ingresos son destinados a pagar por la hipoteca, continúa Dan. Pero ahora no tengo lugar para vivir y además necesito construir la casa de nuevo y en la misma situación está cada uno de nosotros, de 40 vecinos mios ni uno ha regresado aún a casa".
Jack Saben, miembro de la comunidad Sea Gate, también se ha desesperado por conseguir justicia por medios legales y por eso organizó una manifestación mostrando las fotos de su casa destruída. "En los primeros días después del accidente me quedé sorprendido, devastado. ¿Dónde y cómo vivir más adelante?, la casa que construí por mi mismo, fue eliminada de la faz de la tierra. El pago del seguro, que me ofrecieron no cubre ni una décima parte de gastos de restauración, todos estos meses no puedo obtener nada de las autoridades de la ciudad y me proponen tomar un crédito, pero me pregunto ¿Por qué tengo que pagar al banco por lo que fui privado no por mi voluntad propia?", cuenta Jack, arquitecto de profesión.
Acerca los modales cínicos que prevalecen entre la burocracia local habla otro hecho significativo. Cerca de un mil de personas que quedaron sin techo sobre sus cabezas, fueron alojados temporalmente en hoteles de Nueva York, sin embargo, en la primavera el consejo de la ciudad tomó la decisión que antes del 30 de abril 400 víctimas tienen que salir de las habitaciones y empezar a resolver sus problemas por sí mismos. Las 600 personas restantes (que fueron capaces de probar que están a punto de obtener una nueva vivienda) recibieron una notificación de abandonar los hoteles hasta finales de mayo.
La primavera ha terminado ... y la gente fue botada a la calle, no han ayudado ni sus protestas, ni las acciones de los defensores de derechos humanos. "En aquel entonces he encontrado apartamento con muchos esfuerzos, cuenta con lágrimas en los ojos Carmen Ortiz, que perdió su trabajo a causa de problemas de salud. Ahora todos los beneficios que recibo por ser desempleada están destinados para pagar por el alquilar y no tengo la oportunidad de cambiar lo que está sucediendo. No puedo creer que aquí, en Nueva York, donde una gran cantidad de dinero va para costear los parques y los estadios de béisbol, no se puede construir un solo edificio de apartamentos para personas como nosotros. Los Estados Unidos está ayudando a no sé quien no sé donde en Afganistán y, mientras tanto, bota a la basura a sus propios ciudadanos".
La madre soltera que ha llegado a un estado de desesperación absoluta Rachel Rivera escribió una carta abierta al Consejo de la Ciudad: "... Mi hija de siete años Marisol en los últimos seis meses llamaba su casa a una habitación en un hotel porque el techo de nuestra casa se derrumbó durante el huracán Sandy. Pero en unos días vamos a perder nuestra casa de nuevo, esta vez a causa de la arbitrariedad de la oficina para las personas sin hogar. Nadie quiere llamar casa a un hotel pero las autoridades de la ciudad nos ofrecieron una alternativa, la calle. El número de neoyorquinos que duermen en refugios para personas sin hogar, ha alcanzado los niveles récord y ahora mi familia se unirá a ellos". Este grito de ayuda se quedó en el desierto de la indiferencia.
Mientras tanto, las autoridades de los EE.UU. en todos los niveles posibles continúan echandose la culpa por su falta de actuación el uno al otro. Brad Lander, miembro del consejo de la ciudad, uno de los que tomaba la decisión de expulsar a los pobres de los hoteles de Nueva York, culpó al gobierno federal que retrasaba el envío de bonos de vivienda en ámparo del programa de asistencia a las víctimas. En respuesta de la administración de Barack Obama vienen informes de bravura de que los recursos necesarios ya han sido asignados y los municipios tienen que usarlos activamente.
En este contexto, la confesión del gobernador de Nueva York Andrew Cuomo suena como una sentencia al sistema. "Algunos de nuestros ciudadanos hasta ahora no pueden hacer frente a las consecuencias del huracán. Aún quedan aquellas personas que están sin un techo sobre la cabeza, estas personas están aplastadas por la carga del sufrimiento, y que tienen que luchar con las compañías de seguro".
Solamente en el pequeño estado de Nueva Jersey el uracán Sandy destruyó 360 mil casas y apartamentos la mayoría de los cuales son inhabitables y las regiones de desastre se ven como si el uracán hubiera pasado por estos sitios solamente ayer.
"El huracán me privó del negocio de mi vida", cuenta Donna Venzant, propietaria de un pequeño negocio de almacenes en Nueva Jersey. “Por unos días después de la catástrofe Donna se hizo una verdadera estrella , todo los medios de comunicacion de los EE.UU. se llenaron de fotos donde Barack Obama abraza a Donna y se compromete a proporcionarle personalmente ayuda. Seis meses más tarde de la euforia de la heroína ya no quedó ni una de las fotos sensacionales: "Mi negocio se encontraba en la costa. Los buques pequeños entregaban los bienes que luego se recogían de los almacenes por los clientes. Todo fue arrastrado por el agua y destruído por el viento, no he logrado conseguir el seguro para los muelles y edificios de almacenamiento. Ya no le creo a nadie más".
Pero si Donna ha perdido sólo su negocio, un montón de desdichados han perdido absolutamente todo y llegaron a un punto extremo. En las afueras de una ciudad simple y pequeña de Lakewood se encuentra un campamento que fue creado esporádicamente para aquellos que se quedaron sin vivienda y medios para sobrevivir. Cerca de cincuenta toldos plásticos aparecieron aquí en el 2008, en medio de la crisis económica en las afueras de Lakewood se establecieron aquellas personas que perdieron su vivienda, su trabajo y a menudo su vida.
En los últimos cinco años el número de residentes del campamento ha aumentado. En el último refugio fueron encontrados corredores de bolsa, directores, maestros y militares jubilados. En su mayoría eran residentes de Nueva Jersey y el vecino Nueva York. La gente de aquí no tienen a dónde ir, así que tratan de juntar las piezas de su vida normal, incluso en este caso - en la sociedad despiadada frío La gente de aquí no tienen a dónde ir, así que tratan de juntar las piezas de su vida normal aquí fuera de la fría sociedad. Una de las tiendas de polietileno los marginados la adaptaron para hacer una sala de comunicaciones y reuniones y en otra han construido una iglesia improvisada.
Debido al huracán en el campamento apareció la siguiente ola de residentes a los que habitualmente los llaman "víctimas del Sandy". Entre los nuevos residentes de Lakewood se encuentra una pareja de casados, Edward y Christina, el huracán despiadadamente influyó en su destino. Bajo los escombros de la casas resultó enterrada su última esperanza. Los problemas de Edward y Christina comenzaron desde que en octubre del 2012, justo antes del huracán, ellos tuvieran que vender su casa. Edward perdió su trabajo así que se vieron obligados a encontrar una vivienda más barata, sin embargo, Sandy tristemente destruyó, estos planes, la vivienda que ya estuba vendida fue destruída por la catástrofe. Los nuevos compradores que aún no habían pagado por la propiedad rechazaron pagar por lo que habían negociado y ganaron el caso en la corte. Edward y Christine se quedaron sin nada ... Y el único lugar en Estados Unidos donde no les negaron dar refugio, fue en este campamento. "Nunca habíamos pensado que íbamos a encontrarnos en estas condiciones, qué se puede perder todo en un único instante y que este país podría resultar ser tan cruel e indiferente a nuestros problemas", dice la pareja aún sin creer lo que ha sucedido con ellos.
Mientras tanto, los estadistas calcularon que el huracán Sandy causó la segunda mayor cantidad de desastres en la historia de EE.UU. Las autoridades respondieron que para esto estaba destinada la reserva de fondos adicionales en el presupuesto federal pero al parecer ya nadie va a averiguar a dónde fueron a parar los miles de millones asignados para la reconstrucción de las viviendas.
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